Tras la caída del feudalismo, el modelo económico que surgió en Europa durante el siglo XVI y logró imponerse en esa época, fue bautizado como capitalismo. Entre sus principales características, se encuentra el acopio de capital como eje de la vida económica.
El capitalismo consiste en un régimen de bases económicas en el cual la titularidad de los recursos de producción es de carácter privado. Estos medios operan en base al beneficio, mientras que las decisiones financieras se toman en función de la inversión de capital y con miras a la competencia por los mercados de consumo y el trabajo asalariado. La clase social más alta que se enmarca en este modelo recibe el nombre de burguesía capitalista.
La definición de capitalismo, de todas formas, no es exacta. Las democracias liberales, por ejemplo, entienden al capitalismo como aquel sistema donde la producción, la comercialización y los valores de bienes y servicios resultan establecidos y condicionados por alguna forma de libre mercado.
En el capitalismo, todos los implicados actúan y se comprometen de acuerdo a los intereses que posean: el capitalista, quien dispone de los recursos, pretende ampliar su beneficio por medio de la acumulación y reproducción del capital; el trabajador, por su parte, cumple con su labor para recibir una retribución material (el salario); los consumidores buscan obtener la mayor satisfacción o utilidad posible al momento de adquirir productos o contratar servicios de diversa índole.
A grandes rasgos, el capitalismo se diferencia de su sistema económico predecesor, el feudalismo, porque los capitalistas compran trabajo a los obreros a cambio de un salario y no bajo una exigencia moralista que obligue a las personas a trabajar de forma esclavista. Así mismo, la diferencia más marcada entre el capitalismo y el socialismo es la existencia de la propiedad privada como un derecho que todos los individuos tienen, en el socialismo existe la propiedad social de los elementos de producción y el intercambio de bienes. Cabe señalar que ningún Estado socialista mantuvo estas ideas a rajatabla y que, la forma de imponer dicho sistema económico y social fue a través de medidas de fuerza.
En el capitalismo la propiedad privada ocupa un lugar primordial, no sólo consiste en el principio básico del capitalismo sino que además, gracias a él se regulan todos los demás elementos que lo forman, tales como la libertad de las empresas, el interés propio como motivación principal, sistema de precios, reducida interferencia del estado en el mercado y existencia de la competencia.
Si nos guiamos por lo afirmado por Ayn Rand, una de las intelectuales más imprescindibles del siglo pasado, podemos afirmar que el capitalismo es el único sistema económico que podría ayudar a que el ser humano se desarrollara siguiendo las exigencias de su naturaleza: racional y libre. La justificación moral del capitalismo residiría en que en este sistema el ser humano tiene el derecho a la vida y a la propiedad, que Rand considera fundamentales para desarrollarse como personas libres y que de faltar, no podrían ejercerse ninguno de los otros derechos.
Cabe resaltar que el capitalismo ha sido criticado desde distintas corrientes del pensamiento que lo acusan de promover la explotación, al concebir la tarea del ser humano como una mercancía más. La propia contradicción del sistema reside en que se ampara en medios de producción privados que funcionan con una fuerza de trabajo de alcance colectivo: es decir, mientras que el capitalismo se reproduce en forma colectiva, las riquezas que se logran obtener son propiedad privada del capitalista.
Hablar del capitalismo como del sistema económico perfecto también es un error, cabe señalar las grandes fallas que presenta, como aumento del enriquecimiento de unos pocos a costa del empobrecimiento de los más vulnerables. De todas formas si se pudieran establecer ciertos cambios, posiblemente la vida en sociedad mejoraría considerablemente. Bastaría con cambiar las condiciones del intercambio de bienes y servicios, las bases del mercado, el grado de competitividad y medidas que el estado toma en base al mercado económico.