Postulados de Koch: En 1890, el médico y bacteriólogo alemán Robert Koch estableció sus célebres criterios para juzgar si una bacteria dada es la causa de una enfermedad dada. Los criterios de Koch aportaron una claridad científica muy necesaria a lo que entonces era un campo muy confuso.
Los postulados de Koch son los siguientes:
- La bacteria debe estar presente en todos los casos de la enfermedad.
- La bacteria debe aislarse del huésped con la enfermedad y cultivarse en cultivo puro.
- La enfermedad específica debe reproducirse cuando se inocula un cultivo puro de la bacteria en un huésped susceptible sano.
- La bacteria debe ser recuperable del huésped infectado experimentalmente.
Sin embargo, los postulados de Koch tienen sus limitaciones y, por lo tanto, no siempre pueden ser la última palabra. Es posible que no se mantengan si:
- La bacteria en particular (como la que causa la lepra) no se puede «cultivar en cultivo puro» en el laboratorio.
- No existe un modelo animal de infección con esa bacteria en particular.
Una bacteria inofensiva puede causar enfermedad si:
- Ha adquirido factores de virulencia adicionales que la hacen patógena.
- Obtiene acceso a tejidos profundos a través de trauma, cirugía, una línea intravenosa, etc.
- infecta a un paciente inmunocomprometido.
- No todas las personas infectadas por una bacteria pueden desarrollar una enfermedad: la infección subclínica suele ser más común que la infección clínicamente obvia.
A pesar de tales limitaciones, los postulados de Koch siguen siendo un punto de referencia útil para juzgar si existe una relación de causa-efecto entre una bacteria (o cualquier otro tipo de microorganismo) y una enfermedad clínica.
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