Dulcinea

Dulcinea es el nombre dado por el autoproclamado caballero andante Don Quijote a su amado imaginario en la novela de Miguel de Cervantes Don Quijote (Primera Parte, 1605; Segunda Parte, 1615).

Después de leer innumerables novelas de caballería, un hombre de mediana edad con una propensión a la fantasía extravagante se cambia el nombre de Don Quijote y decide convertirse en caballero andante. Luego se provee a sí mismo con las necesidades para esa profesión: caballo, armadura y nuevo nombre, aunque todos son cómicamente inadecuados. Dado que todos los caballeros tienen un objeto de adoración en forma de dama, Don Quijote se ocupa de ese artículo en su lista. Recordando vagamente a una niña del pueblo de El Toboso llamada Aldonza Lorenzo, de la que una vez había estado enamorado (desconocida para ella), Don Quijote reconfigura a la mujer en su mente, la nombra Dulcinea del Toboso, y procede a evocarla en adulación antes de cada nueva aventura. En varias ocasiones, a riesgo de su vida, exige imprudentemente que sea declarada la más bella y virtuosa de todas las mujeres. En al menos tres ocasiones se acerca a vislumbrar una figura a la que considera Dulcinea, aunque en cada caso el avistamiento se ve comprometido por el engaño o la incertidumbre.

La construcción de Cervantes de Dulcinea como una mujer inventada por la imaginación de un hombre, con solo la conexión más remota con la vida real, plantea problemas sobre la naturaleza de la objetivación y la relación entre el deseo y la fantasía. Como fantasía, Dulcinea impulsa a Don Quijote hacia adelante y controla muchos de sus estados de ánimo y actos a lo largo de la novela. Sus ideas sobre el amor y la lealtad se centran en Dulcinea, y habla largamente sobre su devoción por ella.

Dulcinea puede representar una serie de fenómenos, dependiendo del lector: Una lectura psicoanalítica podría enfatizar la atribución equivocada de poder de Don Quijote a una fantasía; una lectura feminista consideraría la objetivación de una mujer por parte de un hombre como una forma de ganar control sobre su impulso erótico, así como el objeto de ese deseo; otros enfoques apuntarían a la crítica de la caballerosidad inherente a la hilarante proyección de Quijote o al papel de Dulcinea como un contrapeso a los personajes femeninos reales de la novela. La rica tradición de la crítica de Don Quijote no permite una sola interpretación.

Independientemente de la perspectiva crítica de uno, el impacto de Dulcinea en la representación de la deseabilidad sexual no puede subestimarse. La influencia de Don Quijote en la literatura moderna ha sido inmensa, y Dulcinea ha desempeñado un papel importante en la interpretación de casi todos los temas principales explorados por novelistas posteriores, como la relación entre realidad y apariencia, control y pérdida, y deseo e inhibición. Su representación también plantea preguntas sobre la naturaleza de la mujer ideal concebida por una mentalidad masculina impulsada por la fantasía y la proyección y su papel en estabilizar y amenazar simultáneamente los impulsos de un hombre. Dulcinea es una de las representaciones más atractivas y ricas de la fantasía masculina en la literatura.

véase también Estereotipo de género; Literatura: I. Visión general.

BIBLIOGRAFÍA

Cascardi, Anthony J., ed. 2002. El Cambridge Companion to Cervantes. Cambridge, UK, and New York: Cambridge University Press.González Echevarría, Roberto. 2005. El amor y la Ley en Cervantes. New Haven, CT: Yale University Press.Mancing, Howard. 2005. «Dulcinea del Toboso: En ocasión de Su Cuatrocientos Cumpleaños.»Hispania 88( 1): 53-63.Redondo, Agustín. 1983. «Del personaje de Aldonza Lorenzo al de Dulcinea del Toboso: Algunos aspectos de la invención cervantina.» Anales Cervantinos 21: 9-22.

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