Farmacoterapia

(o terapia farmacológica), el tratamiento de la enfermedad con medicamentos.

En la farmacoterapia etiotrópica, el medicamento empleado actúa sobre la causa de la enfermedad; un ejemplo de terapia etiotrópica es el tratamiento de infecciones con antibióticos o de intoxicaciones con antídotos específicos. Relacionada con la farmacoterapia etiotrópica está la farmacoterapia de reemplazo, en la que los medicamentos introducidos en el organismo reemplazan las sustancias fisiológicamente activas deficientes; ejemplos de ello son el uso de hormonas en casos de insuficiencia de la función de las glándulas endocrinas y el uso de vitamina B12 en la anemia perniciosa. La farmacoterapia es patogenética cuando el fármaco actúa sobre el mecanismo de desarrollo, o la patogénesis, de la enfermedad; por ejemplo, el uso de glucósidos cardíacos en la insuficiencia cardíaca, de nitroglicerina en la angina de pecho y de epinefrina en el asma bronquial es una terapia patogenética. Si solo los síntomas de la enfermedad se alivian con los medicamentos, como cuando se usan analgésicos o supresores de la tos, la farmacoterapia se llama terapia sintomática.

La farmacoterapia se combina con frecuencia con otros métodos de tratamiento, como la fisioterapia y la dietoterapia. Los medicamentos a menudo se usan en varias combinaciones. La elección de un medicamento en particular está determinada por factores tales como la naturaleza de la enfermedad, el curso de la enfermedad y la tolerancia del paciente al medicamento; el medicamento debe poseer la máxima eficacia y producir efectos secundarios mínimos.

Una rama distinta de la farmacoterapia es la quimioterapia para enfermedades infecciosas y tumores. Los agentes quimioterapéuticos tienen una acción selectiva y específica sobre los agentes causales (protozoos, microbios y virus) o sobre el sustrato (células tumorales) de la enfermedad. Esta acción terapéutica selectiva depende de las características fisiológicas, bioquímicas y de otro tipo específicas del agente infeccioso o de la célula tumoral. Por ejemplo, la penicilina daña selectivamente la membrana superficial de una bacteria, causando que una cantidad excesiva de agua entre en el microorganismo y lo mate (acción bactericida). Las sulfanilamidas interrumpen la síntesis de proteínas y, por lo tanto, ralentizan la multiplicación de microorganismos (acción bacteriostática). Un principio importante de la quimioterapia es que la dosis del medicamento debe ser de fuerza suficiente y debe administrarse a intervalos apropiados para mantener la concentración necesaria del medicamento en la sangre y los tejidos. La eficacia de la terapia antimicrobiana se juzga por la dinámica de los síntomas de la enfermedad (por ejemplo, por la disminución de la temperatura corporal y la normalización de la composición sanguínea), y la eficacia de la terapia antitumoral, por la desaparición de las células tumorales.

El efecto terapéutico de un medicamento varía con el modo de administración y la capacidad del medicamento para cruzar barreras tisulares y acumularse en las áreas afectadas. Dado que en el curso de la terapia algunos microorganismos o células tumorales pueden volverse resistentes a un medicamento determinado y pueden multiplicarse, a menudo se usan varios medicamentos en combinación para lograr un efecto antimicrobiano o antitumoral más completo; por ejemplo, la penicilina se puede combinar con estreptomicina, o una combinación de agentes citostáticos se puede dirigir contra los tejidos tumorales que varían en metabolismo y velocidad de división. El uso de antibióticos y sulfanilamidas ha sido responsable del control de enfermedades infecciosas como la tuberculosis, la neumonía y la escarlatina. Las combinaciones modernas de agentes citostáticos pueden aumentar considerablemente la esperanza de vida de los pacientes con enfermedad de Hodgkin o con otros tipos de cáncer y, a veces, pueden producir una cura virtual. Se están llevando a cabo investigaciones intensivas para el desarrollo de preparados químicos antivirales.

Los agentes farmacoterapéuticos pueden producir efectos adversos indeseables. Los efectos secundarios pueden deberse en algunos casos a la intolerancia del paciente al medicamento o a reacciones alérgicas; en otros casos pueden deberse al efecto tóxico de grandes dosis de los medicamentos, como en la enfermedad citotóxica. La farmacoterapia moderna, que incluye el uso de psicotrópicos, preparaciones quimioterapéuticas y hormonales, y muchos otros medicamentos eficaces, permite al médico intervenir en el curso de una enfermedad.

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M. D. MASHKOVSKII y A. I. VOROB’EV

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