La película dura unas cuatro horas y cada minuto se dedica a la batalla en sí o a la planificación y preparación para la batalla. El típico romance de víspera de batalla está tan lejos de la mente de los cineastas que no hay una sola mujer en el elenco.

La película fue hecha a un gran costo por Turner Pictures, que después de lanzarla en cines a través de su filial de New Line la transmitirá en el canal de cable TNT. Realmente debería verse en una pantalla grande. La película se rodó en los lugares reales, en el Parque Nacional de Gettysburg, y desplegó miles de aficionados a la recreación de la Guerra Civil, con trajes auténticos hasta el último botón, para reproducir las acciones de los dos bandos en esos tres días sangrientos cuando 158.000 hombres entraron en batalla y 43.000 murieron.

De las varias piezas de la película, ninguna es más desgarradora que una defensa temprana de una cresta boscosa crucial por tropas de la Unión de Maine, bajo el mando del Coronel Joshua Lawrence Chamberlain (Jeff Daniels). Sus hombres controlan las alturas, pero son superados en número y carecen de municiones. Sin embargo, repelen las cargas repetidas, con profundas bajas, en secuencias tan desesperadas, sangrientas y prolongadas que, por una vez, sentimos el agotamiento físico del combate, la combinación de miedo, fatiga y determinación.

Mucho se hace en la segunda mitad de la película de la decisión fatal del General Robert E. Lee (Martin Sheen) de enviar a sus tropas confederadas a lo que se convirtió en un ataque suicida a través de un campo abierto hacia las fuerzas de la Unión atrincheradas y superiores. La noche antes del primer ataque, su ayudante Longstreet (Tom Berenger) le ruega que lo reconsidere, pero Lee parece presa de una fe casi mística en su causa y en sus hombres. Inspirados por él, marchan alegremente a la batalla, muchos de ellos a una muerte segura.

Una de las mejores actuaciones de la película, como el General de Brigada Confederado Lewis Armistead, es de Richard Jordan. Tiene un largo discurso nocturno sobre la muerte, pronunciado con profundo sentimiento y tremendamente efectivo, y es su despedida como actor: Esta fue la última actuación de Jordan antes de enfermarse de un tumor cerebral y morir en agosto.