Los linfocitos B (células B) son un componente esencial de la respuesta inmune humoral. Producidas en la médula ósea, las células B migran al bazo y a otros tejidos linfoides secundarios donde maduran y se diferencian en células B inmunocompetentes. Parte del sistema inmunitario adaptativo, las células B son responsables de generar anticuerpos contra antígenos específicos, a los que se unen a través de los receptores de células B (BCR).
La activación de las células B se produce a través del reconocimiento de antígenos por las BCR y una señal de activación secundaria coestimuladora requerida proporcionada por las células T colaboradoras o el antígeno en sí. Esto resulta en la estimulación de la proliferación de células B y la formación de centros germinales donde las células B se diferencian en células plasmáticas o células B de memoria. Es importante destacar que todas las células B derivadas de una célula progenitora B específica son clones que reconocen el mismo epítopo antígeno.
Las células plasmáticas se encuentran en el bazo y los ganglios linfáticos y son responsables de secretar diferentes clases de anticuerpos únicos clonales que se encuentran en la sangre. Después de la respuesta primaria, un pequeño número de células B se convierten en células B de memoria, que expresan inmunoglobulinas de superficie de alta afinidad (principalmente IgG), sobreviven durante un período de tiempo más largo y permiten una respuesta secundaria rápida.