Lepra

Lepra no es muy contagiosa y tiene un largo período de incubación (tiempo antes de que aparezcan los síntomas), lo cual dificulta saber dónde y cuándo alguien contrajo la enfermedad. Los niños son más propensos que los adultos a contraerla.

La mayoría de las personas que entran en contacto con la bacteria no desarrollan la enfermedad. Esto se debe a que su sistema inmunitario es capaz de combatir la bacteria. Los expertos piensan que la bacteria se disemina cuando una persona inhala las pequeñas gotas en el aire liberadas cuando alguien con lepra tose o estornuda. La bacteria también se puede transmitir por contacto con los líquidos nasales de una persona con lepra. La lepra tiene dos formas comunes: la tuberculoide y la lepromatosa. Ambas formas ocasionan úlceras en la piel. Sin embargo, la forma lepromatosa es más grave. Esta produce grandes protuberancias e hinchazones (nódulos).

La lepra es común en muchos países del mundo y en los climas templados, tropicales y subtropicales. En los Estados Unidos, se diagnostican aproximadamente 100 casos cada año. La mayoría de casos se presentan en el sur, California, Hawaii y las islas de ese país, y Guam.

El Mycobacterium leprae resistente a los medicamentos y el aumento del número de casos en todo el mundo han originado una preocupación global por esta enfermedad.

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