Lombardo, latín Langobardo, plural Langobardi, miembro de un pueblo germánico que de 568 a 774 gobernó un reino en Italia.
Los lombardos fueron una de las tribus germánicas que formaron los Suevos, y durante el siglo I dc su hogar estaba en el noroeste de Alemania. Aunque ocasionalmente lucharon con los romanos y con las tribus vecinas, el cuerpo principal de los lombardos parece haber perseguido una existencia pastoril asentada hasta el comienzo de sus grandes migraciones hacia el sur en el siglo IV. A finales del siglo V se habían trasladado a la zona que coincidía aproximadamente con la actual Austria al norte del río Danubio.
En 546 una nueva dinastía real lombarda fue iniciada por Audoin. En ese momento, al parecer, los lombardos comenzaron a adaptar su organización e instituciones tribales al sistema militar imperial de la época, en el que una jerarquía de duques, condes y otros comandaban bandas guerreras formadas por familias relacionadas o grupos de parientes. Durante dos décadas, los lombardos libraron guerras intermitentes con los Gépidos, que finalmente fueron destruidos (c. 567) por el sucesor de Audoin, Alboin.
En esta época, los lombardos decidieron emigrar a Italia, que había quedado casi indefensa después de que los ejércitos del Imperio Bizantino derrocaran el reino ostrogótico allí. En la primavera de 568 los lombardos cruzaron los Alpes Julianos. Su invasión del norte de Italia fue casi sin oposición, y a finales de 569 habían conquistado todas las ciudades principales al norte del río Po, excepto Pavía, que cayó en 572. Al mismo tiempo, ocuparon zonas en las partes central y meridional de la península. Poco después, Alboín fue asesinado, y el gobierno de 18 meses de su sucesor, Cleph, estuvo marcado por el trato despiadado de los terratenientes italianos.
A la muerte de Clef, los lombardos no eligieron ningún sucesor; en su lugar, los duques ejercieron autoridad en sus territorios de ciudad particulares. El «gobierno de los duques» de 10 años fue visto más tarde como uno de violencia y desorden. En 584, amenazados por una invasión franca que los duques habían provocado, los lombardos hicieron rey al hijo de Clef, Autari; cuando murió en 590, fue sucedido por Agilulfo, duque de Turín, que fue capaz de recuperar la mayoría de las partes de Italia que se habían perdido en una alianza franco-bizantina.
Cuando Autari se convirtió en rey, los duques entregaron la mitad de sus propiedades para el mantenimiento del rey y su corte. Pavía, donde se encontraba el palacio real, se convirtió en el centro de la organización administrativa. Los lombardos se convirtieron del arrianismo al cristianismo ortodoxo en la última parte del siglo VII.
Después del brutal Ariperto II (reinó entre 700 y 712), una nueva dinastía tomó el trono lombardo. Su segundo representante, Liudprando (reinó entre 712 y 744), fue probablemente el más grande de los reyes lombardos. Hasta el año 726 parece que se ocupó exclusivamente de la condición interna de su reino. Más tarde, sin embargo, redujo constantemente el área de Italia aún bajo el dominio bizantino. Monedas y documentos de su corte confirman la impresión de un monarca fuerte y eficaz.
La invasión de los territorios papales por los reyes lombardos Aistulfo (reinó 749-756) y Desiderio (reinó 756-774) obligó al Papa Adriano I a buscar ayuda del rey franco Carlomagno. Los francos entraron en Italia en 773, y después de un año de asedio Pavía cayó en manos de sus ejércitos. Desiderio fue capturado, y Carlomagno se convirtió en rey de los lombardos, así como de los francos. El dominio lombardo en Italia llegó así a su fin.
Los lombardos dieron su nombre a la región del norte de Italia que era su bastión, ahora conocida como Lombardía.