Proliferación B
La proliferación celular es uno de los eventos anteriores de activación de células B, que es necesario para expandir el grupo de células B activadas por antígenos y garantizar un nivel suficiente de respuesta inmune. La proliferación de células B se puede desencadenar in vitro de múltiples maneras. El compromiso de BCR sirve como estímulo primario, pero, además, varias moléculas coestimuladoras o receptores accesorios, como CD38, CD40 y CD19, pueden estimular directamente la proliferación de células B o reducir el umbral de activación de células B por antígenos (Barrington et al., 2009; Chen y Ross, 2005, 2007). Los agonistas del receptor tipo Toll (TLR), como el ADN LPS y CpG, son mitógenos multipotentes que estimulan la proliferación policlonal de células B a través de TLR 4 y 9, respectivamente (Hoshino et al., 1999; Krieg et al., 1995). Recientemente, se ha demostrado que un grupo de antígenos glicolípidos puede estimular la proliferación de células B a través de la molécula CMH tipo I CD1d, presente en ciertas células B (Brigl y Brenner, 2010; Lang et al., 2008), así como las células mieloides. El antígeno prototípico y más estudiado para la CD1d es la alfa-galactosilceramida, un lípido extraído de una esponja marina; sin embargo, los antígenos glicolípidos endógenos de células de mamíferos también activan la CD1d (Zhou et al., 2004).
La RA desempeña varias funciones para regular la activación y diferenciación de las células B a través de sus influencias en estos sistemas de señalización intrínsecos. Varias líneas de evidencia han demostrado que la regulación de la proliferación de células B por AR depende de la naturaleza del estímulo encontrado. A nivel fisiológico (aproximadamente 5-20 nM), la AR inhibió la tasa de proliferación de células B de sangre periférica humana purificada estimuladas por anticuerpos anti-μ (Blomhoff et al., 1992). En las células B naïve murinas estimuladas con anti-μ para iniciar la señalización de BCR y con anti-CD38 para la ligadura de la molécula CD38 en la superficie de las células B, la proliferación se redujo en la población en su conjunto, pero un grupo de células B de mayor tamaño, con menos ciclos y más diferenciadas emergió con el tiempo, y estas células expresaron más Ig de superficie(s), indicativo de una progresión mejorada hacia convertirse en PC secretoras de anticuerpos (Chen y Ross, 2005). En un modelo in vitro de activación de células B dependientes de células T, la AR redujo la proliferación de células B inducida por ligadura del BCR y el CD40, y por LPS (Chen y Ross, 2005, 2007). La reducción de la proliferación de células B por AR bajo condiciones de varios estímulos sugiere la participación de una vía común que resulta en la regulación negativa del ciclo celular y el crecimiento, cuando las células B son estimuladas por la reticulación de receptores relacionados con BCR y TLR4. Naderi y Blomhoff (1999) mostraron que la reducción de la proliferación de células B en células B periféricas humanas normales fue precedida por la detención del ciclo celular, como lo demuestra la expresión alterada de varios factores reguladores del ciclo celular. Una regulación negativa de la vía NF-kB también puede contribuir al efecto inhibitorio de la AR en la proliferación celular, ya que los miembros de la familia NF-kB desempeñan un papel importante en el control del desarrollo y la proliferación de células B (Chen et al., 2002; Siebenlist et al., 2005). Los estudios de una línea de células linfoides B en cultivo también han demostrado que la AR suprime la proliferación al bloquear el canal de calcio ionizado, que media la respuesta temprana al calcio después de la ligadura de BCR (Bosma y Sidell, 1988).
En contraste con el efecto inhibitorio de la AR sobre la proliferación de células B estimulada por la ligadura de BCR y LPS, como se discutió anteriormente, la AR aumentó la proliferación de células B de memoria cuando las células B fueron estimuladas con ADN CpG, que induce la activación celular a través de TLR9 (Ertesvag et al., 2007). El aumento de la tasa de proliferación de células B se acompañó de un aumento de la secreción de anticuerpos. En un estudio mecanicista, Ertesvag et al. (2007) demostraron que la proliferación y diferenciación mejoradas por AR correspondían a la activación de la vía p38 MAPK que resultó en fosforilación de proteínas de retinoblastoma y aumentó el nivel de ciclina D, factores que estimulan la progresión del ciclo celular. También hemos observado que la AR aumenta la proliferación de células B de bazo murino purificadas estimuladas por α-galactosilceramida, un ligando para el receptor CD1d, que se correlacionó con la diferenciación de células B, evidenciada por la expresión de sIgG1 y CD138 (Q. Chen, datos no publicados), mientras que al mismo tiempo la AR redujo la proliferación de células B idénticas estimuladas por LPS.
Estos resultados contrastantes implican que la AR afecta la proliferación de las células B de manera diferente, de una manera que depende de la subpoblación de células B, así como del estímulo. Mientras que la AR inhibe la proliferación de células B maduras, lo que puede facilitar su diferenciación de las células B activadas hacia las PC, la AR promueve la expansión de un subconjunto de células B que experimentan una mayor diferenciación (Chen y Ross, 2005), ambos procesos conducen a la promoción de la producción de anticuerpos. Además, mientras que los niveles fisiológicos de AR inhibieron la proliferación de células B, la AR a la misma concentración también previno la apoptosis espontánea de los linfocitos B (Lomo et al., 1998), sugiriendo además que aunque la AR inhibe la proliferación de células B maduras, funciona para mantener el grupo funcional de células B, como se requiere para una respuesta de memoria efectiva. Se necesitan más estudios para definir mejor si es la etapa de activación de las células B per se (naïve o memoria) o el estímulo en sí, o ambos, lo que determina si la AR promueve o inhibe el ciclo y la proliferación de las células B.