La continuidad de la atención se refiere a la calidad de la atención a lo largo del tiempo. Hay dos perspectivas importantes al respecto. Tradicionalmente, la continuidad de la atención se idealiza en la experiencia del paciente de una «relación de cuidado continuo» con un profesional de la salud identificado. Para los proveedores de sistemas de atención integrados verticalmente, el ideal de contraste es la prestación de un «servicio sin interrupciones» a través de la integración, la coordinación y el intercambio de información entre diferentes proveedores. Como las necesidades de atención de salud de los pacientes ahora solo rara vez pueden ser satisfechas por un solo profesional, se han tenido que desarrollar modelos multidimensionales de continuidad para acomodar la posibilidad de alcanzar ambos ideales simultáneamente. Por lo tanto, la continuidad de la atención puede verse desde la perspectiva del paciente o del proveedor. La continuidad en la experiencia del cuidado se relaciona conceptualmente con la satisfacción del paciente tanto con los aspectos interpersonales del cuidado como con la coordinación de ese cuidado. La continuidad experimentada puede valorarse por derecho propio. En contraste, la continuidad en la prestación de cuidados no puede ser evaluada únicamente a través de las experiencias de los pacientes, y está relacionada con aspectos importantes de los servicios como el «manejo de casos» y el «trabajo en equipo multidisciplinario». Desde la perspectiva de los proveedores, la atención se centra en nuevos modelos de prestación de servicios y mejores resultados para los pacientes. Por lo tanto, una consideración completa de la continuidad de la atención debe abarcar ambas perspectivas distintas, explorando cómo se unen para mejorar la atención centrada en el paciente.