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Antecedentes

Durante la cirugía con anestesia general, el anestesista ajustará la cantidad de fármacos anestésicos para garantizar que el paciente permanezca inconsciente. Este ajuste se realiza de acuerdo con los signos clínicos, como la frecuencia cardíaca o la presión arterial del paciente, o el gas anestésico de marea final (ETAG) para la anestesia que se administra como gas, que es una medida de la cantidad de gas restante después de que el paciente exhala. Sin embargo, el uso de estos métodos por sí solos puede aumentar la probabilidad de que el paciente reciba demasiado o muy poco anestésico. La conciencia intraoperatoria, un evento angustioso en el que un paciente puede volverse lo suficientemente consciente como para recordar eventos durante la cirugía, es muy raro y puede ser causado por muy poca anestesia. Demasiada anestesia puede llevar a que se necesite más tiempo para alcanzar la recuperación completa. El índice biespectral (BIS) es una escala de medición basada en la actividad eléctrica en el cerebro, y mediante el uso de un monitor de la actividad cerebral durante la anestesia, el anestesista puede utilizar esta escala para informar la cantidad de anestesia que debe administrarse al paciente.

Esta es una actualización de una revisión que se publicó anteriormente en 2014.

Características del estudio

La evidencia está actualizada al 26 de marzo de 2019. Encontramos 52 estudios con 41.331 participantes. Seis estudios están pendientes de clasificación (porque no teníamos información suficiente para evaluarlos), y dos estudios están en curso. Todos los estudios incluyeron a personas sometidas a cirugía con anestesia general. Tres estudios incluyeron solo a personas con alto riesgo de conciencia intraoperatoria, y dos estudios incluyeron solo a personas que no fueron seleccionadas de acuerdo con alto riesgo de conciencia intraoperatoria. Cuarenta y ocho estudios compararon la anestesia guiada por BIS con la anestesia guiada por signos clínicos, y seis estudios compararon la anestesia guiada por BIS con la anestesia guiada por ETAG.

Resultados clave

Encontramos evidencia de baja certeza de que la anestesia guiada por BIS puede reducir el riesgo de conciencia intraoperatoria. Sin embargo, los acontecimientos fueron raros y solo cinco de los 27 estudios notificaron incidencias. Cuando se utilizó anestesia guiada por BIS, encontramos tres por cada 1000 incidencias de conciencia intraoperatoria menos en comparación con nueve por cada 1000 incidencias cuando la anestesia se guió por signos clínicos. Además, encontramos evidencia de baja certeza de que el BIS puede mejorar la recuperación: el tiempo para que las personas abran los ojos fue menor, al igual que el tiempo para la orientación y el tiempo para ser dados de alta de la unidad de atención postanestésica.

No encontramos evidencia de diferencia en las incidencias de conciencia intraoperatoria según si la anestesia fue guiada por BIS o por ETAG, aunque, de nuevo, hubo pocas incidencias de conciencia (1 por 1000 en cada grupo). Solo un estudio que comparó el BIS con la anestesia guiada por ETAG midió los tiempos de recuperación; esta evidencia de baja certeza mostró que el alta de la unidad de atención de postanestesia fue más temprana si la anestesia fue guiada por BIS. Ningún estudio que comparara el BIS con la anestesia guiada por ETAG midió el tiempo hasta la apertura de los ojos o el tiempo hasta la orientación.

Certeza de la evidencia

Utilizamos el GRADO para rebajar la evidencia de todos los desenlaces a baja certeza. La incidencia de conciencia intraoperatoria es muy rara y, a pesar de que encontramos algunos estudios grandes, concluimos que la evidencia todavía era imprecisa. Además, consideramos que muchos estudios tienen limitaciones debido a riesgos altos o poco claros de sesgo. Por ejemplo, todos los anestesistas eran conscientes de utilizar un monitor BIS adicional y no podíamos estar seguros de cómo afectaba esto a la práctica habitual de los anestesistas.

Además, se observó que algunos estudios no reportaron una definición clara de conciencia intraoperatoria. Los puntos temporales de medición diferían, y los métodos utilizados para identificar la conciencia intraoperatoria también diferían, y esperábamos que algunas herramientas de evaluación fueran más completas que otras.

Conclusión

La conciencia intraoperatoria es rara y, a pesar de encontrar un gran número de estudios elegibles, la evidencia de la efectividad del uso del BIS para guiar la profundidad anestésica es imprecisa. Encontramos pruebas de poca certeza de que la anestesia guiada por BIS en comparación con la anestesia guiada por signos clínicos puede reducir el riesgo de conciencia intraoperatoria y mejorar los tiempos de recuperación temprana en personas que se someten a cirugía con anestesia general. No encontramos evidencia de una diferencia entre la anestesia guiada por BIS y la anestesia guiada por ETAG, y también consideramos que esta evidencia es de baja certeza.

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