Los avances psicoanalíticos han llevado al refinamiento y reformulación de los primeros modelos de desarrollo de la personalidad femenina. El masoquismo fue tomado como punto de partida para un estudio de la psicología de la mujer y las hipótesis anteriores de una estructura psíquica femenina masoquista e inferior. El masoquismo es un residuo de conflicto infantil no resuelto y no es esencialmente femenino ni un componente valioso de la función y el carácter femeninos maduros. Aunque la mujer puede estar más predispuesta al masoquismo, no hay evidencia de un placer femenino particular en el dolor. Es importante distinguir entre el sufrimiento masoquista como un objetivo en sí mismo, y la tolerancia a una incomodidad o privación al servicio del ego o del ideal del ego. Las hipótesis iniciales de una disminución de la libido femenina, tendencias del ego hacia la detención y la rigidez, incapacidad relativa para sublimar y un superego deficiente son proposiciones teóricas incompletas y obsoletas. El ego y el superego femeninos son diferentes pero no inferiores al masculino. El desarrollo de la mujer no puede describirse en un simple reduccionismo y generalización excesiva. La feminidad no puede derivarse predominantemente de una masculinidad primaria, una masculinidad decepcionada, una resignación masoquista a una inferioridad fantasiosa, o una compensación por una castración fantasiosa y una lesión narcisista. Las reacciones de castración y la envidia del pene contribuyen al carácter femenino, pero la envidia del pene no es el principal determinante de la feminidad. La envidia del pene impide y fomenta de diversas maneras la feminidad, pero la envidia del pene está más estrechamente relacionada con la masculinidad bisexual de la niña. El complejo de Edipo femenino es central para el desarrollo femenino, pero tiene raíces normativas significativas en identificaciones e individuación femeninas primarias y positivas. Las contribuciones contemporáneas a la psicología de la mujer han hecho hincapié en los conceptos de género e identidad sexual, imagen corporal y autorrepresentación, respuesta psicosexual y maternidad empática, etc. El superego femenino incluye un ideal de ego con ideales y valores femeninos y regula los intereses femeninos. El ideal del ego materno consolida las actitudes maternas sobredeterminadas, guía la formación e integración de las actitudes maternas y dirige el logro del desarrollo de «la madre devota ordinaria».»Los conflictos entre el ideal del ego materno y los impulsos infanticidas son omnipresentes y clínicamente significativos. Las enmiendas teóricas actuales conceptualizan la autonomía, el orgullo y la autoestima de las mujeres maduras. La creatividad femenina puede ser ejemplificada en muchas y nuevas formas además de la maternidad. La capacidad de sublimar y fomentar la sublimación en los niños es un requisito previo para la maternidad normal. La feminidad evoluciona bajo la influencia de los padres y la cultura, con desafíos y transformaciones de desarrollo únicos, y un núcleo psicobiológico universal vinculado a funciones y roles que no deben idealizarse ni devaluarse.